Ñ Voy a un hotel en medio de la selva Amaz—nica.
Ella sonriΓÇö.
Ñ ÁQuŽ bueno! Cuidado con las panteras de la selva, Àeh?
Entonces hizo una cosa b‡rbara: abri— y dobl— un poco los dedos de las dos manos, como si fuesen patas y estuviese mostrando las garras. Y abri— un poco la boca, haciendo una mueca feroz y dejando salir de la garganta ese ruido que los felinos hacen para asustar. Por un segundo, la aeromina se transform— en una aeropantera, o mejor dicho: en una aeroonza. ÁY quŽ onza!
Pero lamentablemente no pudimos continuar la charla. HabΓÇÖa un montΓÇön de gente atrΓÇís de mΓÇÖ que